Han pasado varios años desde aquella inesperada visita que tuvimos cuando aun éramos jóvenes, seguro que algunos se preguntan... ¿Por qué no dije que no? (¿Por qué no tome la píldora azul?) pero ahora es demasiado tarde para albergar dudas que no hacen sino atormentar un poco mas nuestras mentes, que tiempo atrás comprendieron la importancia de esta misión y el más que probable destino final que esta conllevaba. Aun recuerdo aquel funesto día cuando estábamos en un entrenamiento en la sala del caos y aquellas diabólicas criaturas entraron a través del portal destruyéndolo todo y asesinando a muchos de nuestros compañeros, afortunadamente el maestro Hassem estaba allí para salvarnos de una muerte segura. Nunca vi luchar con tanta habilidad!
Desde entonces casi todo ha ido bien en la mansión de los pródigos, si, así es como la llaman ahora los lugareños inconscientes de los peligros que alberga la misión que se lleva a cabo entre sus paredes. Nuestros corazones sufren un vuelco cuando los maestros nos anuncian que uno de nuestros compañeros ha desaparecido, o peor aún, ha caído para siempre. Los maestros nos dicen que se ha reunido con Azuth y Mystra para compartir su infinita sabiduría, pero sinceramente no sirve mucho de consuelo cuando sabes que tú puedes ser el siguiente.
Quizás sean las palabras de un loco las que esta pluma expele o quizás sean tan ciertas como el profundo temor que me persigue desde aquel extraño sueño que tuve en la tranquila noche de la celebración del día de todos los magos. Cada vez que recuerdo esa mirada se me pone la piel de gallina, quizás… es tan solo una pesadilla que se aprovecha de mi cansancio. Definitivamente tengo que dormir más.
Será mejor que siga con el aprendizaje de este conjuro, ¿por qué se habrá empeñado tanto Hassem en que aprenda el conjuro de retener muertos vivientes? ¿No es esa la labor de nuestros clérigos o paladines?
Diario de Donar Eliaval,
Fallecido en 1371 DR, que su espíritu encuentre los brazos abiertos de Mystra
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